Este fin de semana he viajado a Segovia, un municipio de la comunidad autónoma de Castilla y León. Allí se encuentra el Acueducto de Segovia, un acueducto romano que llevaba agua a la ciudad hasta 1973.
Según la leyenda, una niña subía todos los días hasta lo más alto de la montaña para coger agua. Un día, harta de aquello, pidió al demonio que construyera algún medio para que no tuviera que subir y bajar todos los días. El demonio se lo concedió pero a cambio le tenía que dar su alma, si conseguía terminarlo antes que cantara el gallo. El demonio lo empezó a construir y cuando solo le faltaba una pieza para terminarlo, el gallo cantó. Eso hizo que el pacto entre el demonio y la niña no se cumpliera y que la niña no tuviese que darle su alma.
En el hueco que quedó es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen de Nuestra Señora del Carmen.
Además para reforzar la leyenda, el escultor José Antonio Abella regaló al Ayuntamiento de Segovia una estatua de un diablo haciéndose una foto
Después de que una guía nos contase esta leyenda, fuimos a comer a José María, un restaurante muy famoso por su cochinillo. A este restaurante ha ido mucha gente famosa, incluso varios reyes. Lo más famoso de este sitio es como el propietario corta el cochinillo con un plato para que veas lo tierno que está.
Me gustó mucho Segovia y espero volver otro día.